Mm... Ando como medio cursi (siempre) así que ahora traigo una especie de cuento-poema cosa rara.
El
unicornio y el pájaro.
Ahí
está otra vez, como cada año, correteando entre los arboles sin que puedas
frenarlo. Del bosque, corretea entre la bruma, en un sendero imaginario que un día
lo llevara a la luna, pero ahora sólo es un unicornio legendario que se
desaparece entre la espesura de los arboles de verano.
Ves
que se detienen en el claro, y comprendes que se ha cansado. Ahora se acuesta
por sobre la yerba y te invita a sentarte a su lado mientras que la lluvia
refresca el pelaje de ambos. Te dice que, como tú, le gustaría ser un pájaro y
no quedarse anclado en este lugar cercano al claro, que le gustaría viajar a
algún otro lado o por lo menos tocar el
cielo cercano. Por eso en esta época del año corretea buscando el camino
plateado que lo lleve al cielo estrellado.
—Todo
estará bien, mira el cielo azul —cantas mientras vuelas sobre su cabeza —. Yo
quisiera ser un unicornio blanco, y hacer nacer flores por donde pasan mis
cascos. Pero, somos diferentes, amigo,
como los colores del arcoíris, y somos así para crear en la tierra mil
distintos matices.
Se
te queda viendo, y te pierdes en esos ojos color heno, la lluvia se ha
terminado y el sol se asoma por sobre las praderas, así que comienzas a cantar
como todas las mañanas.
—En
la Luna no se ve el arcoíris ¿cierto? —Pregunta y tú aleteas respondiendo —, en
ese caso me quedare otro año aquí, sólo por ver el arcoíris y estar junto a ti.
Tal
vez no le puedas, mucho, del cielo contar, aun así le contarás lo que le pueda
interesa; mas tú sabes que lo más bello que en el cielo hay, lo ve junto a ti,
en ese mismo lugar.
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