viernes, 20 de abril de 2012

Una cuchara de plástico es igual a un problema.


 Luego de una larga, larga ausencia aquí estoy de regreso en éste, mi querido blog *lo abraza* Posiblemente… probablemente, no, obviamente el título suena raro, pero esto es una especie de metáfora.


Una cuchara de plástico es igual a un problema.

Estaba, como todos los jueves, terminando mi ‘divertida’ clase de educación física en la escuela, y mientras me dirigía con mis amigas hacia nuestras mochilas donde estaban guardadas nuestras botellas de agua, me encontré con una cuchara de plástico tirada en el piso.

Como es mi costumbre (infantil) pisé la cuchara intentando romperla y escuchar el característico crujido del plástico al romperse, pero no pasó. Seguí pisando la cuchara y ésta seguía sin sede ante mi fuerza.

Una de mis amigas, Xo-chan, intentó romperla también, la volteó y la pisó con ambos pies, después la pisó de un extremo mientras yo pisaba la parte más amplia… ¡Pero la condenada cuchara seguía sin romperse! Xo-chan y yo seguimos pisando la cuchara por escasos tres minutos, hasta que nos fastidiamos y le cedimos el honor a Brendita; pero ella, al igual que nosotras, no pudo hacer nada.

Al final, harta de no poderme dar el gusto de escuchar el crujido del plástico al despedazarse, decidí vengarme de la cuchara y, arrastrándola con el pie, la tire en una de las coladeras que hay en el extremo de la cancha de básquetbol. Si bien no sentí el mismo placer que si la hubiera roto, me dio satisfacción verla en un lugar obscuro del que no había salida.

Hay muchas personas que pasan su vida intentado romper con el pie una cuchara de plástico que está recubierta con acero. La voltean, la doblan, brincan sobre ella, sacan las tijeras e intentan cortarla; en fin, hacen de todo y la bendita cuchara no cede. Pero esas personas, que se dicen a sí mismas persistentes (tercas en mi idioma), dejan de enfocarse en lo demás a su alrededor, por romper la cuchara.

Se olvidan de que en el patio de básquetbol hay árboles hermosos que proyectan sombras graciosas en el suelo cuando la luz del sol incide sobre ellos, que hay niños jugando, que hay partidos de futbol en curso, o simplemente que están con sus amigos y se concentran enteramente en una cuchara de plástico, que, si lo piensas bien, no tiene ninguna importancia real.
Hay personas que en vez de hacer como yo (y mis amigas) de divertirnos intentando romperla, se frustran y se enojan en el intento. Planean y gastan energías en ello. Se quejan con todos y se enfadan de no pueden romperla, y al final singuen sin poder romperla y el problema sigue ahí, frente a ellos, riéndose de su ineptitud ante la situación.

Hay otras personas que simplemente ignoran las cucharas tiradas en el piso y se enfocan en las cosas de verdadera importancia (ese tipo de personas atentan contra el medio ambiente y carecen totalmente de inocencia infantil), dejando así que otras personas puedan tropezarse con dichas cucharas, o ellas mismas, en un futuro, se tropiecen y tengan que remediar su omisión principal.

Y por ultimo están las personas que, luego de intentar romper la cuchara por unos cuantos minutos, luego de pedir ayuda a sus amigos para romperla, luego de brincar un poco sobre ella, deciden tirarlas por la coladera, para que de esta forma la cuchara no vuelva a ver la luz del día y pase a ser no más que eso, una cuchara que alguna vez estuvo en el camino.


Moraleja de la historia.

Los problemas son como las cucharas de plástico que están en el suelo. El destruir la cuchara te hace sentir bien, aliviado, des estresado, de la misma manera que te hace sentir el solucionar un problema. Pero así como hay cucharas frágiles y problemas fáciles, hay cucharas irrompibles –como la que nos encontramos – y problemas que parecen insondables e imposibles de solucionar.  

A esos problemas, como hice con la cuchara, hay que tirarlos por la coladera. Si no puedes solucionarlos, destruirlos o cualquier otra cosa, simplemente bótalos, no vale la pena desgastarse por ellos.


domingo, 25 de marzo de 2012

La muerte de Iván Ilich

Hay va de nuevo.  Otra vez un ensayo (rimó) que me costó uno y la mitad del otro, pero, aunque no quise, increiblemente, lo hice... ando de rimosa XD


Ensayo sobre: La muerte de Iván Ilich.

 ‘La muerte de Iván Ilich’ aborda un tema extraordinariamente sensible, como lo es la muerte, puesto que no es un secreto el que todos los seres humanos, sin importar quienes son o en que posición se encuentran, en algún momento han llegado a temer a la muerte. Y ¿qué mayor realismo se podría tener al plasmar la muerte, que mostrándola con un enfermo terminal, como lo es Iván Ilich?
Éste es un libro realmente apasionante, que lleva a escena lo más crudo del realismo. Es una forma en la que Tolstoi se plasmo a sí mismo y a todo el mundo (en especial al pueblo ruso) en páginas, mostrando la muerte de cualquiera y el terror de todos.

En el presente ensayo no pretendo contrastar dos obras de León Tolstoi, como hice anteriormente con Franz Kafka. Puesto que tratar de probar que existe una relación entre cualquier obra de Tolstoi y ‘La muerte de Iván Ilich’ sería como tratar de encontrar las semejanzas físicas del agua y del aceite, encontrando cómo única coincidencia que ambos son líquidos.
Mi intención en este ensayo es contrastar esta magnifica obra con la propia vida de León Tolstoi y, en menor medida, con la caída del zarismo en Rusia. La primera por haber sido una vida cuestionada por racionalismos cambiantes que venía e iban de la mente de Tolstoi y la segunda por el regocijo popular que sintió la población rusa al ver caer al zar Nicolás II, mismas que se sintió en el Palacio de Justica tras la notica de la Muerte de Iván Ilich.

El autor del prologo, Roberto Mares, asegura que ‘La muerte de Iván Ilich’ está basada en la muerte del padre de León Tostoi:
Resulta significativo el título original que Tolstoi le asignó a esta obra: La muerte de un juez. Aunque después –lo que es todavía más interesante –, le puso: La muerte de Iván Ilich, lo que resulta muy significativo cuando nos esteramos de que su padre fue el conde Nikolai Ilich Tolstoi, quien era un aristócrata de medio pelo, fiel defensor de los valores tradiciones.[1]  
Sin embargo yo difiero de esta opinión, no sólo porque a los nueve años de edad se es demasiado joven como para comprender una cosa tan compleja como es la muerte (a esa edad perdió Tolstoi a su padre), sino porque hay coincidencias muy significativas entre la vida de Tolstoi y la vida de Iván Ilich, así mismo como hay muchas coincidencias en sus muertes.
En mi opinión la vida de Iván Ilich es la vida que Tolstoi hubiera deseado vivir. Una vida de comodidades en la que únicamente debía preocuparse de su trabajo sin tener tantas influencias que lo incitaran a buscar un sentido más allá del dinero y un bien para otros que no fueran él;  al mismo tiempo era la vida que Tolstoi hubiera odiado, una vida vacía en todo sentido; y pese a eso fue la que vivió. ‘La muerte de Iván Ilich’ es el compendio de estas realidades unidas en una sola obra que tenía como única finalidad la muerte, su propia muerte.  
De entre las primeras coincidencias que encontré entre la vida de Tolstoi y la de Iván es que ambos buscaron un casamiento conveniente, un casamiento que descubrieron no los satisfacía en lo más mínimo a la largo del tiempo. 
…su mujer se puso deliberadamente a turbar el curso tan agradable y tan correcto, de su existencia: se mostraba celosa sin justificación, exigía que se ocupara constantemente de ella, provocaba toda clase de conflictos entre ellos y le hacia escenas desagradables y has groseras.[2]
De igual manera se comenta (en documentales) que Tolstoi consideraba a su esposa como ‘insoportable’. Siendo esta la razón de que la dejara para irse al campo por un tiempo prolongado.  Además se dice que Tolstoi y su esposa tenía pocos menos que nulos momentos de romance, pues Tolstoi prefería suicidarse a caer ‘en la tentación carnal’, tal como Iván y Prascovia: ‹‹En raros momentos las pasión amorosa arrastraba a los dos esposos el uno hacia el otro.››[3]

Era 1880, y ése fue el año más penoso que conoció Iván Ilich; aquel año se puso en manifiesto, por una parte, que su sueldo no le bastaba para vivir y, por otra parte, que todo el mundo lo hacía a un lado y que lo que él consideraba como una injusticia atroz y espantosa no era, a los ojos de los demás, mas que una cosa de los más natural. [4]
La cita anterior tiene un algo de relación con el hecho ocurrido en 1862, en el cual, luego de ser llamado por el Zar Alejandro II como analista y mediador, Tolstoi, fue fuertemente criticado por los propietarios que lo acusaron de fomentar la rebelión de los campesinos; razón por la cual decidió regresar a Iasnaia, Polonia, de igual manera Iván Ilich decidió ir al campo a tomar una vacaciones con la familia de su esposa. 

Luego de este suceso los éxitos de León Tolstoi empezaron a subir, con la publicación de ‘La guerra y la paz’ en 1869 y posteriormente con ‘Ana Karénina’, de igual manera cuando Iván Ilich regresó a su antiguo ministerio, aumentó su éxito laboral: fue ascendido y su salario subió. Sin embargo y de manera simbólica Iván Ilich sufrió un golpe en el costado con el cual  comenzó su decline moral y físico.  Su trabajo estaba bien, su familia – inadecuada, a su gusto, como siempre había sido – estaba bien, pero él ya no estaba bien. 

Algo muy similar le pasó a Tolstoi. Desde antes las ideas del deber, de lo religioso y de otra serie de moralidades que lo atormentaban, lo habían llevado a escribir grandes maravillas, mientras que su fuero interno sufría una serie de cuestionamientos que plasmaba en papel antes de llevar a la acción, como fue el libro ‘El diablo’, historia de un hombre que prefiere la muerte a tener sexo, siendo que con eso afianzó su negativa a tener relaciones con su mujer. 

Y entonces de su desesperación y de lo vacío de su vida nace: ‘La muerte de Iván Ilich’ para recordarle lo que ha vivido y que eso mismo no ha valido para nada, pues tarde que temprano morirá en la agonía de recordar su infructuosa vida. 

Una de las últimas similitudes que noté, y la que se me hizo más desgarradora que todas, es la parte final del libro, así como la parte final de su vida (de Tolstoi). Las últimas palabras que susurra Tolstoi a su hijo antes de morir son: ‹‹Me voy a otra parte, para que nadie me moleste.››[5], parecidas a las palabras que le dice Ilich a su mujer: ‹‹Llévatelo… Me da lástima…››[6], siendo que aquello que realmente hubiera deseado decir, no fue más que un pensamiento de Ilich y del propio Tolstoi: ‹‹Sí, los estoy atormentado  —pensó —. Tienen piedad de mí, pero les conviene más que me muera. ››[7]

Ahora abordo el tema de la caída del régimen zarista. La muerte de Iván Ilich, fue, de alguna manera, una predicción de aquello que pasaría con el sistema zarista, un sistema que estaba viejo, achacoso y enfermo en todas las formas posibles. Un sistema que vio aquello que había aquejado al pueblo francés antes del derrocamiento de su rey, pero que se dijo a sí mismo ‹‹le puede pasar a todos, menos a mí.›› Dándose cuenta más tarde de lo mismo que se dio cuenta Iván Ilich: ‹‹Todos los hombres son mortales, yo soy un hombre, luego, yo soy mortal. ››[8]

En cuanto el sistema zarista cayó se crearon miles de expectativas de quien tomaría las riendas del país, de igual manera, cuando Iván Ilich murió todos en el Palacio de Justicia comenzaron a preguntarse quien tomaría el lugar que había dejado Ilich. 

Posiblemente mi comparación entre la caída del régimen zarista y ‘La muerte de Iván Ilich’ no parezca más que un vano esfuerzo por llenar de letras un pedazo de papel, pero la verdad es que carezco de conocimientos suficientes para profundizar en esta investigación, la cual, sin duda, abarcaría no menos de la mitad de la extensión del mismo libro.

A mi parecer la cantidad de citas mostradas a lo largo de este ensayo prueban, de manera contundente, que Iván Ilich y León Tolstoi son, sin lugar a dudas, la misma persona, haciendo de esta muerte algo más profundo que la simple muerte de un personaje de novela y convirtiéndola en la muerte de un renombrado escritor, que tras su persecución religiosa se dio cuenta de que había llegado, precisamente al mismo lugar del que alguna vez había escrito: ‹‹¡Acabada la muerte! —se dijo —. No existe ya.››[9]
Termino este ensayo citando a Moliere, con una pregunta que sin lugar a dudas de adapta a esta obra:¿La muerte de Iván Ilich ‹‹puede conmovernos por su ser real, o por su ser intencional››[10]? ¿Nos conmueve la realidad de este hombre moribundo o nos conmueve lo que represente a es hombre moribundo?


[1] La muerte de Iván Ilich p.7
[2] Op. Cit p.34
[3] Op. Cit p.37
[4] Op. Cit p.40
[5] Op Cit. Cronología p.126
[6] Op Cit. P.117
[7] P. 117
[8] Op. Cit prólogo p. 7
[9] Op. Cit p.118
[10] Casamiento a la Fuerza de Moliere   p 718

viernes, 23 de marzo de 2012

Mascara


A decir verdad tiene algo de tiempo que no publico nada. No sé si es porque mi  inspiración anda de vaga por las tierras de la fantasía o porque yo misma ando de vaga por las tierras e la huevonada… Sea como sea, últimamente no he escrito anda decente.  No, no considero algo decente esto que voy a publicar… es más bien algo indecente producto de la frustración que me ha creado el estar leyendo un fic que no tiene un final aparente, del cual ya llevo dos tomos y  treintaicuatro capítulos (los cuales he leído en menos de una semana).

Bueno, en fin, he aquí mi indecente poema que ni siquiera lleva un título, son sólo un conglomerado de letras que intentan decir algo, sin decir absolutamente nada.  Bah, que caprichosa es mi escritora, un día estoy cursi y al siguiente despechada… Me propondré como  meta de año nuevo hacerle una visita al psicólogo. 

Y entonces me preguntó mi conciencia si quería seguir
Respondiéndole, yo, con entereza que no quería morir
Que la vida era hermosa y llena de cosas por vivir
Y aunque ya no me quedara en el mundo nada no quería dejar de existir

Y le pedí al amor que me perdonara y me alejara del dolor
Le pedí a las estrellas que brillaran una noches más
Le pedí a las nubes que lloraran en mi honor
Y le pedí a mi conciencia que me enseñara a actuar

Para cubrirme la cara con una mascara de porcelana fina
Y mostrarte todos los días una sonrisa ladina
Que te daría la ilusión de que seguía siendo una amiga
Mientras en mi fuero interno me sabía tu peor enemiga

No me arrepiento de lo que he hecho un solo día 
Porque el pecado hace ‘hombre’ al humano
Y la condena, la que se supone nunca olvidaría
La he estado compartiendo con quien siempre he amado

Ódiame, mientras yo te odie a ti
Y que el odio nos haga fuertes para sobrevivir
A la condena que es vivir sin amor o ilusión
Al dolor de habernos extirpado el corazón

Y sigamos con esa mascara de porcelana y cristal
Que no deje ver a nadie nuestro rencor y temor
Y sigamos envolviéndonos en las llamas del mal
Porque nuestro odio mutuo nos alcanzará el perdón 



 Es oficial, me he vuelto loca. u.u
Hasta la próxima.


sábado, 10 de marzo de 2012

Homofobia y malos políticos


Homofobia y malos políticos.

Últimamente he estado viendo que hay una gran, gran controversia con respecto a la homosexualidad, con respecto a los matrimonios gay, y aunque corro el riesgo de desviarme  terriblemente de mi tema principal, también hay una gran decadencia de políticos efectivos y buenos en México.

Antes que nada lo voy a decir tal como es: A mí, los homosexuales me tienen sin cuidado. No me quita el sueño el hecho de que haya personas que les gusten otras personas de su mismo sexo.  Y pienso que decir que no te gusta un homosexual es decir que no te gusta un chino y ¡Diablos! Son muchos como para que los puedas erradicar, por lo cual es ilógico.

Ahora bien, hay mucha gente estúpida (lo recalco y no me arrepiento) que más allá de ‘no gustarles’ los homosexuales, les tiene fobia, como la fobia que se les tiene a las arañas, pero no se dan cuenta de que, tal como ellos, los homosexuales son humanos. Tienes dos piernas, dos brazos, cinco dedos en cada mano, dos ojos una nariz, una boca, pero sobre todo un cerebro con raciocino suficiente para aceptar que son diferentes, superarlo y seguir a delante con su diferencia.

La homosexualidad no es un pecado, para todos aquellos que lo piensen así, es como decir que tener sexo cada tercer día es malo, porque el sexo sólo debe usarse para procrear (he escuchado ‘idioteces’ de ese tamaño) y tampoco e una enfermedad o una discapacidad. ¡Es una preferencia sexual! Punto. Es como decir ‹‹Me gusta el helado de chocolate y no el de fresa.›› no debería tener mayor inconveniente.

Ahora, y recordando el infructuoso, inútil, estúpido y otras muchas cosas, discurso de Juan Pablo Castro el matrimonio entre ‘jotos’, como lo dijo él, no es más que una aplicación de la ley, el articulo 4° estipulas que hombre y mujeres son iguales ante la ley, lo homosexuales siguen siendo hombres y mujeres y TODOS los ciudadanos mexicanos son libre de contraer nupcias con quien así lo encuentre conveniente, en ese caso ¿Por qué no podrían casarse dos hombres o dos mujeres? ¿Por qué a alguien le parece antinatural? A mí me parece antinatural poner miel al jitomate ¡y a mi hermano lo gusta así! ¿qué le voy a hacer? ¿gritarle que es un raro? ¿acosarlo hasta que lo deje? ¿golpearlo porque me parece mal? ¿matarlo?  No, porque es mi hermano, mi semejante y sobre todo un ser humano que merece respeto, así también los homosexuales.

El ser humano tiene la tendencia de etiquetar todo, lo que le parece bueno y lo que le parece malo, aquello que no se ajusta con su idea de como deben ser las cosas es malo, sin importar en absoluto si lo conoce o no. Tolerancia es uno de los valores que más le falla al hombre. Y nuestra ilusión de progreso no hemos sido capaces siquiera de implementarla para llevar una convivencia más sana. 

Ahora bien y pese a que estoy de acuerdo con el matrimonio gay no estoy tan de acuerdo con dejar que dos hombres o dos mujeres críen a un hijo. ¿Por qué? Por el simple hecho de que un niño necesita dos figuras en sus primeros años de vida, una del padre y otra de la madre que puedan definirlo a él como lo que es y no sirvan de influencia en alterar su gusto en un futuro. 

No, y repito, no lo digo porque los homosexuales no puedan ser buenos padres o no sean capaces de serlo, es más, pienso que podrían ser excelentes, incluso más  que una familia normal (tomemos en cuenta que en la ‘normalidad’ las familias son disfuncionales, bueno, sólo el 80%), sino más bien por el bienestar psicológico del niño.

Pero el fin, el bienestar psicológico de los niños es incierto. ¡Hay cada familia!

Ahora, zanjando mi tema principal y tomando el tema de la poco (nula) calidad de políticos que tenemos en México… ¿Quién se cree este chico, Juan Pablo Castro?  ¿Cómo se atreve a decir públicamente ‘jotos’?  Andrés Manuel  no es ni mucho menos mi idea de político perfecto y no lo considero un buen candidato, pero nunca a tenido el atrevimiento de ofender públicamente a un sector de la población (a otros políticos sí, pero es cosa entre políticos).

Que al niñato éste no le parezca la homosexualidad, porque es un homofóbico extremo no le da, de ninguna manera, el derecho a ofenderlo ¡y menos públicamente! Y después, tiene la desvergüenza de decir: ‹Sí, me disculpo, pero recuerden que no considero que esto pueda llamarse siquiera matrimonio.› ósea nene, creo que no te lo dijo tu ‘dady’, pero tú, grandísimo bocazas no eres, ni por asomo, un mandamás que pueda decidir a que se le dice ‘matrimonio’ y a que no. Es una cosa que ya está estipulada en la constitución y ni aunque baile el Papa Benedicto se va a quitar.

Más que estarnos preocupando porque es bueno o malo o si la homosexualidad esto u otro hay que ponernos a reflexionar sobre el tipo de personas que estamos dejando que se paren delante de un micrófono a decir cualquier barrabrava que no responde a las demandas del pueblo sino a las personales.  Los diputados están para atender las quejas de pueblo, no para atender sus fobias. 

Los videos de este políco mediocre: 
   

martes, 28 de febrero de 2012

El caballero de Plata.

Bueno, como habré comentando antes (¿donde?... En mi cabeza) soy una neoprusiana nata. Ósea, estoy perdidamente enamorada de Prusia, pues para mí es como ¡Uff! la Atlantida lo fue para Platón. Mi utopía que se desvaneció antes de que yo pudiera tocarla.  Y es precisamente por esa razón que escribí un poema como homenaje (además que no tenía nada que hacer) 


El caballero de plata

Se tiñe el cielo de rojo
Y en el aire el humo se ve
Acalla su canto el pájaro
Al ver al caballero nacer

Bandera y espada se alza
Al himno de guerra cantar
Que al paso que dan los teutones
Los pueblos han de temblar

Sus cabellos de plata, una mezcla
De la blanca y negra bandera
Y el águila en medio, estandarte
Del caballero con ojos de sangre

En la guerra no habrá tregua
Y Prusia alzara su bandera
Que tiemble la reina de Austria
Pues no tendrá ayuda francesa

Del cuadro llora la virgen
Que ejercito condena su alma
Mientras que Dios se lamenta
Por el vástago de Germania

Detiene su paso el caballero
Y se alza sobre la pila
Ensalza la bandera al viento
Y se mancha de sangre amarga

De hierro creara un imperio
Pues él fue forjado en plata 
Más sigue de sangre empapada
Su triste alma mundana

Alcanza tu gloria en batalla
Y guarda con oro la lágrima
Que de los ojos de emana
Al perder Rin contra Francia

La cruz de hierro alzarás
Y Alemania protegerás
Caballero de plata serás
No importa a quien debas matar 

Cien años espera en cenizas
Y alza palacios de piedra
Que sangre germana unida
Hoy pelea contra Inglaterra

Mas a mitad de nueva era
Descansaras por fin en paz
Pues habrás perdido la guerra
Contra alguien más voraz

Recuerda en Berlín la estela
Del águila negra al aullar
Pues ha perdido a su amo
Al esos muros formar

Al féretro cubren con rosas
Y la bandera vuelve a ondear
Acallen todas las voces
El caballero va a descansar
 

domingo, 19 de febrero de 2012

Ensayo

Ya lo sé, sé que van a decir: ‹‹¿Este es tu blog de tareas, o qué?››  Pues no, pero este ensayo me costo un ovario y la mitad del otro hacerlo, por lo cual creo, no sé que se merece una parte en este mi blog para que pueda ser admirado por mi misma (LOL!)

En esta *tontería* que no tiene más de tres páginas me tarde 6 horas, sí, ¡Seis horas!  uff...


Ensayo sobre ‘La Metamorfosis’ de Franz Kafka.
           
‘La Metamorfosis’ es la obra más conocida –y se presume que la más perfecta – de Franz Kafka. En esta obra, Kafka convierte a un hombre normal en un horrendo insecto, el cual, en muchos aspectos, es el mismo Franz.
            En el siguiente ensayo pienso contrastar ‘La Metamorfosis’ con ‘Carta al padre’, obra que sin serlo es lo más cercano a una autobiografía de Franz Kafka, donde plasma varios aspectos importantes que marcaron su vida y que a la vez tienen bastante similitud con ‘La Metamorfosis’. Esto para demostrar que en esta obra, la metamorfosis real es la de toda la familia Samsa y no sólo la de Gregorio.

            Dentro de ‘La Metamorfosis’ podemos ver lo desgraciada de la vida de Gregorio Samsa luego de convertirse en bicho (no es como si antes hubiera sido muy feliz). Una vida que no vale la pena ser vivida. Estar atrapado entre cuatro paredes, repudiado por su familia y por sí mismo, viéndose convertido en un ser espantoso, además no poder proveer a su familia las comodidades que antes le daba; y entonces nos preguntamos ¿Qué puede tener de relación esta trágico-fantasiosa obra con la vida de Franz Kafka?
Franz, un literato que se vio obligado a estudiar leyes, pero que siempre detesto todo aquello que no tuviera ver con su único amor: La literatura. Franz, un judío con un padre dominante y autoritario al que decía odiar, y una madre buena, dulce y dominada a la que amaba. Franz, un hombre débil que murió de tuberculosis a la corta edad de cuarenta y un años, cuando todavía tenía mucho hacer.
Y es justamente en esa similitud nula –aparentemente –en la cual nos encontramos con los más grandes descubrimientos de la vida de Franz Kafka.  Cuando nos damos cuenta de que toda la familia Kafka  sufrió una metamorfosis para transformarse en la familia Samsa y participar en la trágica muerte de Gregorio, de la misma forma en la que todas las culpas de Franz colaboraron en su propia muerte.
           
La primera metamorfosis que ocurrió en la familia Samsa fue la de Gregorio. Pasó de ser un hombre fuerte, que trabaja a sol y a sombra por el bien de su familia a un insignificante insecto, tal y como era la Franz real. El siguiente fragmento de La Metamorfosis nos lo confirman: “Gregorio no tardó en comprender que aquella situación no podía continuar, pues mientras su padre daba un paso, él tenía que efectuar muchos movimientos, y ya empezaba a jadear.”[1], además de la evidente fragilidad de su cuerpo, el cual, ya sea con la puerta o con una simple manzana, había sufrido mucho daño, esta su pérdida de apetito. En ‘Carta al padre’ el autor nos cuenta que su padre se molestaba con él por no comer ‘suficiente’.
Inmediatamente después vino la metamorfosis del padre. El padre de Gregorio, un hombre acabado por los años, con bastón, se transformó en Hermann Kafka: “Ahora, sin embargo, parecía firme y erguido, con un severo uniforme azul…”[2], esta descripción se ajusta casi a la medida con la descripción de Hermann Kafka en ‘Carta al padre’: “Tú por le contrario, eres un verdadero Kafka, por tu robustez, tu salud, apetito […], tenacidad, fortaleza de espíritu…”[3]
Ahora, en el ámbito psicológico el cambio fue aún mayor. El padre de Gregorio adoptó la faceta Kafka de fortaleza total, volviendo a llevar a toda su familia sobre sus hombros, pese a su condición física gastada.

Una similitud de eventos muy marcada que note entre las dos obras fue el siguiente fragmento de metamorfosis, donde el padre de Gregorio lo corretea luego de que este sale de su habitación: “Echó a correr delante de su padre, deteniéndose cuando éste lo hacia y corriendo de nuevo cuando le veía hacer un movimiento.”[4], de esta misma forma Franz huía de su padre cuando este lo amenazaba con ‘hacerlo picadillo’: “Del mismo modo, el horror me sobrecogía, cuando corrías alrededor de la mesa para agarrar a alguno de nosotros”[5].
Inclusive el hecho de que lanzara manzanas y sólo le diera directamente con dos, es similar a las veces que Hermann Kafka amenazaba a sus hijos quitándose el cinturón, pero eran contadas las ocasiones en las que realmente los golpeaba.


 El cambio menos marcado que hay en la metamorfosis es el de la madre, la cual pasa de ser un ser frágil a defender a su hijo de la cólera de su marido, tal y como la madre de Franz lo defendía a él de su padre: “…oyó por último como la madre, echando los brazos al cuello del padre, le rogaba que no matara a su hijo.”[6]  
            Sin embargo lo enfermizo de su madre se mantuvo intacto tanto al principio como al final de la obra. Tal vez porque su madre era lo más sagrado para Franz y quiso conservarla a la medida de lo que era en la realidad.

Y por último está mayor metamorfosis, la de la hermana –que sufrió más de una –pasando de ser la niña talentosa que no se ocupaba más que de sí misma, a la confidente de Gregorio, su apoyo, muy similar a su hermana  Ottla[7], para después repudiarlo, achacándole todos los males de la familia, transformándose  repentinamente en la hermana a la que más aborrecía: Valli[8], hermana que además era la más amada por su padre.

Según mi opinión esta cantidad de citas son suficientes para probar que al escribir esta obra, Franz estaba pensando en su familia y en cómo, con sus constantes reproches a él, terminarían matándolo: “Si tan solo nos comprendiera”[9], o tal vez, como en la cita, la culpa de no haber comprendido que lo que hacían era por su bien, termino matándolo…
Ahora bien, antes de acabar este ensayo quiero hacer citar una frase que escuche: “Lo que para la oruga es el fin del mundo, para los demás se llama mariposa”. La más marcada metamorfosis de Gregorio, así como la del mismo Franz, probablemente, hayan sido sus propias muertes.


[1] La Metamorfosis. Grupo Editorial TOMO S.A de C.V. Página 62
[2] La Metamorfosis. Grupo Editorial TOMO S.A de C.V página 63
[3] Carta al padre Grupo Editorial TOMO S.A de C.V página 99
[4] La Metamorfosis. Grupo Editorial TOMO S.A de C.V página 62
[5] Carta al padre Grupo Editorial TOMO S.A de C.V página 114
[6] La Metamorfosis. Grupo Editorial TOMO S.A de C.V. Página 64
[7] Ottillie, la menos de sus hermanas y con la que mejor se llevaba  (con quien se unía contra su padre)
[8] Valeria segunda hermana de Franz
[9] La Metamorfosis. Grupo Editorial TOMO S.A de C.V. Página 84

miércoles, 15 de febrero de 2012

Contraste entre México siglo XX y México siglo XXI.


Ya sé que estado un año (nah como semana y media) sin pasarme por mi blog, pero tengo una buena razón. Estaba demasiado estresada, y de flojera como para escribir algo cuerdo. Aun ahora lo sigo estado, pero me gustaría compartir esto con aquello que leen –aunque sea por error –este blog.

Hoy, 15 de febrero se celebra en mi pueblito (Irapuato) la función de éste, y la maestra de historia nos dejó hacer un contraste entre inicios del siglo XX y ahora, inicios del siglo XXI.   Y bueno, según mi concepción precoz (de una niña de prepa) este vendría siendo el contraste.

Contraste entre México siglo XX y México siglo XXI.

Diferencias:

De las diferencias más marcadas a principios del siglo XX y ahora, principios del siglo XXI, es que el país, a principios del siglo XX acababa de salir de una de sus épocas doradas, donde tuvo un auge económico increíbles, cosa totalmente contraria a la actualidad. Ahora en los inicios de este nuevo siglo se puede apreciar la decadencia económica, no sólo en cuestión de empleos, sino en cómo manejan los gobernantes la economía, llevando al país a duplicar los gastos cada sexenio.

Cuando el siglo XX apenas empezaba, fue también el nacimiento y/o fortalecimiento de la clase media. Una clase trabajadora que sustentaba la economía del país. Ahora por el contrario es su decline. Los nuevos regímenes tratan de desaparecer la dejando únicamente dos lados de la moneda.

En cuestiones ideológicas a principio de siglo XX y desde finales del siglo XIX, se le dio mucha importancia a la historia mexicana, a ensalzar los logros de la nación. Hoy en día si bien se le da mucha importancia a eso, no es ni la mitad de lo que se le daba. A principios del siglo XXI la educación está más orientada a que los habitantes aprendan inglés.

En los inicios del siglo XX la obra pública se hacía con la finalidad de ayudar a los pueblos, a darles una mejor forma de vida. Hoy, siglo XXI la obra pública es tan deficiente que se ven en la necesidad de remodelarla cada periodo, pues no queda bien, sido más un perjuicio que un beneficio para la población (Las calles que abren cada dos semanas, casi).

A finales del siglo XX (antes de que surgiera la revolución) se podía ver en las calles ‘Orden, paz y progreso’. Ahora no se ve ni orden, ni paz, ni progreso. Y para no decir más tenemos el problema del narcotráfico.

Antes se decía que sólo los nacidos en México, hijo y nietos de mexicanos, podían ser presidentes. Ahora tuvimos a un presidente nacido de una madre española.


Semejanzas:

Semejanzas entre los inicios del siglo XX y del siglo XXI son demasiadas, o tal vez demasiado pocas como para pensar en todas ellas. Podríamos poner en primer lugar el descontento social hacia el gobierno. Una cosa que no ha cambiado en los últimos cien años. Sea por una cosa o por otra el pueblo no está satisfecho con su gobierno.

A principios del siglo XX se hablaba de que se les pagaba mejor a los extranjeros que a los nacionales. Ahora los nacionales ganan tan poco que tienen que ir al extranjero a buscar trabajo para poder mantener a sus familias.

 Las diferencias sociales entre los ‘ricos’ y los ‘pobres’ estaban muy marcas, aun más por la indiferencia de los gobernantes. Hoy las diferencias siguen estando muy marcadas, con la única diferencia que ahora los gobernantes usan esta diferencias en sus campañas, dejándose ver con personas ‘que no son como ellos’.

A inicios del siglo XX se le daba mucha importancia a la inversión extranjera. Las grandes empresas sólo podían ser extranjeras. Hoy en día, en México gran parte de las grandes empresas son extranjeras. Las nacionales son medias y chicas emperezas.

La educación preparatoria se aplicaba porque  no todos tenían aptitudes para la universidad. Hoy en día se han hecho más extensos los programas preparatorianos para que con esos conocimientos la gente no tenga que ir a la universidad y pueda ser buena mano de obra.


Dicen que vamos hacia el progreso. ¿Enserio? No se abran equivocado y estamos andando en reversa.

Pensémoslo un poco.

Vasd. 15/02/12